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agosto 11, 2005

15 CONSEJOS PARA VIVIR BIEN DESPUÉS DE LOS 50 AÑOS

Fuente: La Tercera/Tendencias

Fecha edición: 11-09-2005

Una pareja estable, vida sexual plena, alimentación basada en menos grasas y azúcares, pensamiento positivo y vida espiritual son algunos de los datos más relevantes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el parámetro para medir una vejez saludable es el grado de autovalencia que tiene la persona en esa etapa de la vida. Diversas investigaciones médicas evidencian que un estilo de vida mental, física y socialmente sano son los factores que influyen para lograr la soñada longevidad. La revista brasileña Veja seleccionó 30 hitos en la vida de una persona que auguran una una vejez saludable. Estos son algunos de ellos:

No a la obesidad
Para vivir más y mejor, definitivamente hay que comer menos y evitar la obesidad. Un informe realizado por investigadores de la U. de Illinois (Estados Unidos) plantea, justamente, que el exceso de peso y las enfermedades asociadas, como la diabetes, infartos, falla renal y cáncer, reducen entre cuatro y nueve años el promedio de vida de las personas.
Diversos estudios señalan que las personas mayores deben consumir un tercio menos de calorías que los adultos jóvenes para mantener su peso, ya que el metabolismo se reduce en la vejez. La cantidad de actividad física también es otro factor clave.

El Tabaco: un enemigo
El enemigo número uno para mantener una apariencia jovial es el consumo de tabaco. Tras analizar la piel de fumadores, científicos de la Escuela de Medicina Santo Tomás de Londres (Inglaterra), demostraron que el cigarrillo tiene compuestos que activan el gen MMP-1, que destruye el colágeno de la piel. ¿El resultado?: pérdida de elasticidad y aparición temprana de arrugas. Por otro lado, un dato conocido es que el fumador regular vive en promedio 10 años menos que las personas que no tienen este hábito.

Vida al aire libre
En Chile, alrededor del 40% de las mujeres sobre 65 años tiene deficiencia de vitamina D, cuyo rol fundamental es fijar el calcio en los huesos. Su ausencia, además, está asociada con una mayor incidencia de diabetes mellitus, cáncer al colon y de próstata. Una manera de asegurar la reserva de esta importante molécula es exponerse al sol durante 10 a 15 minutos diarios, ya que la vitamina se sintetiza en la piel al recibir luz ultravioleta. Otra posibilidad es consumir alimentos fortificados con vitamina D o tomar suplementos que la contengan.

Chequeo médico
A partir de los 50 años, los médicos recomiendan realizar un chequeo anual con fines preventivos para detectar a tiempo enfermedades como la hipertensión, la que afecta a más del 60% de los adultos mayores. Lo mismo sucede con la necesidad de detectar en forma temprana males como la diabetes, cánceres, cataratas o presbicia.
Esto incluye, por cierto, visitas al dentista y el uso diario de hilo dental, ya que un estudio realizador por médicos de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) reveló que la inflamación bacteriana o gingivitis causada por acumulación de residuos de alimentos entre los dientes aumenta en 72% el riesgo de padecer un problema cardiovascular.

Dormir bien
Una persona que duerme bien, aseguran los expertos, presenta una buena salud mental y física.
Además, quienes descansan en forma adecuada son personas que tienen menores índices de sicosis, depresión y angustia.
Esto se debe a que el sueño y el descanso oportuno, especialmente si se da en las noches, permite a las personas restituir la energía y la vitalidad perdida durante las rutinas y las actividades de la vida diaria.
Por el contrario, una pobre y desordenada higiene del sueño está asociada con mayores índices de depresión, trastornos de ansiedad, estrés y crisis de pánico, entre otras enfermedades relacionadas con la salud mental
Otras investigaciones señalan que la falta crónica de sueño en los adultos mayores puede tener un real impacto negativo en las funciones metabólicas y endocrinas. De esta manera, cuando se duermen menos de cinco horas por las noches se presentará un desequilibrio en el metabolismo, lo que podría afectar -entre otras cosas- al procesamiento de las grasas.

Tener mascotas
Uno de los grandes conflictos de los adultos mayores es lidiar con la soledad, ya que efectivamente en esa etapa de la vida se va reduciendo el número de interacciones sociales, por la muerte de los seres queridos.
Además, la distancia o la enfermedad de las personas les impide reunirse frecuentemente y compartir con los demás. Por ello, tener una mascota en la casa, como un canario, un perro o un gato, por ejemplo, permite generar un vínculo afectivo saludable y despierta un sentido por el cual vivir en forma activa, preocupándose de que al animal no le falte abrigo, comida y atención, reduciendo de esta manera el riesgo de depresión.
Por otra parte, tener una mascota puede combatir el estrés y la ansiedad, al compartir los afectos con el animal, afirma un estudio de la U. de Cambridge (Inglaterra).

Llevar una vida sexual plena Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sexo es uno de los cuatro pilares de la calidad de vida, junto con el placer de trabajar, la armonía familiar y los lazos firmes de amistad. Según la sicóloga Paulina Readi Jofré, especialista en adultos mayores, las personas con una pareja estable que tienen las posibilidades de desarrollar una vida sexual activa están en mejores condiciones de vida en términos cognitivos y afectivos. Tienen una mayor autoestima, se sienten más atractivas y con mayor capacidad de seducir. Por eso mismo, generalmente tienen una apariencia física mucho más agradable.

Ser mentalmente activo
Hasta un 10% de los mayores de 65 años presenta trastornos cognitivos. Por ello, la clave es ser activo mentalmente, explica la sicóloga Paulina Readi. "A través de talleres de funcionamiento cognitivo he constatado que quienes son más activos presentan una mejor autoestima, mayor orientación espacial y temporal, y tienen más facilidad para relacionarse", dice. Además, mejoran su memoria, la concentración, el lenguaje, la lógica y la creatividad. Se recomienda ir cambiando de actividades, y no sólo leer y hacer puzzles. La idea es dar información nueva al cerebro y despertar la capacidad de aprender, al escribir cuentos, tocar un instrumento o pintar.

Expresar las emociones
Mejorar la asertitivad al expresar emociones como el enojo, la rabia, la alegría y la pena ayuda a las personas a sentirse más aliviados. Muchos adultos sienten temor de romper vínculos o pareja, y prefieren no evidenciar las emociones consideradas más negativas. "El resultado es que después muchos son un verdadero depósito de emociones atragantadas", dice la sicóloga Readi.

Tener vida social
Compartir con amigos aumenta la expectativa de vida. Esto es lo que constató un estudio realizado en Australia, que siguió durante una década a casi 1.500 personas mayores de 70 años. El trabajo, realizado por profesionales de la U. de Flinders, en Adelaida (Australia), demostró que hasta en 22% se reducen las posibilidades de muerte prematura entre los adultos mayores que tienen una fuerte red de amigos.

Tener Fe
La idea de tener una creencia espiritual también es positiva, ya que en la última etapa de la vida es importante pensar en un descanso y sentir que la vida ha tenido sentido. Muchos adultos se acercan más a la religión, ya que -en general- les permita creer, incluso, que se van a encontrar con sus seres queridos. Un estudio realizado en monjas durante 15 años demostró que la expresión de emociones positivas a través de la fe permite alargar la vida. El trabajo, realizado por epidemiólogos de la U. de Kentucky (EE.UU.) constató que aquellas que tenían un pensamiento más positivo vivieron en promedio 10 años más y sufrieron menos demencia que quienes tenían pensamientos negativos

Hacer ejercicio
La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve hace más de una década el concepto de envejecimiento activo, del cual se desprende la importancia del ejercicio diario para vivir una madurez saludable. La Sociedad Americana de Geriatría (EE.UU.), en tanto, asegura que la mejor forma de evitar el deterioro es con esparcimiento y actividad física.
Caminar 30 minutos tres o más veces a la semana no sólo permite mantener una buena movilidad del cuerpo de los adultos sobre las cinco décadas: además, tiene un impacto positivo en la salud mental de las personas. La Asociación Americana del Corazón (EE.UU.) afirma que el sedentarismo por sí sólo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares prácticamente al doble.
Según señala la sicóloga Paulina Readi, está demostrado que el ejercicio tiene incidencia en una mayor producción de endorfinas. "Estas sustancias ayudan a estar más alegre y activo. Por lo tanto, toda actividad física, deportiva, recreativa, o caminatas permiten al adulto estar de mejor ánimo, más dispuesto, con más energía y con más disposición afectiva".
El ejercicio (junto con una alimentación adecuada) permite fijar el calcio en los huesos y reduce la aparición de diabetes, ya que juega un rol similar a la insulina y mejora el paso de glucosa a las células, regulando así el metabolismo.
Respecto al colesterol, la actividad física impide que aumente en la sangre y, además, hay estudios que afirman que eleva el tiempo de vida en al menos seis años.

Las bondades del vino
Los franceses -pese a su alto consumo de cremas, mantequilla y productos grasos-, presentan tres veces menos mortalidad por enfermedades cardiovasculares que los estadounidenses, afirman investigaciones realizadas en ese país.
El factor protector es principalmente el consumo de vino tinto que, por su alto contenido de antioxidantes, impide el desarrollo de la arteriosclerosis.
Para el adulto mayor, las recomendaciones generales de salud en relación con esta bebida son consumir dos copas de vino al día, una con cada comida.

Alimentación saludable
La dieta es uno de los factores esenciales para tener una adultez y vejez saludable y, de hecho, el equilibrio fisiológico de una persona madura es muy delicado y basta con un pequeño desvalance nutricional para que surjan enfermedades como la diabetes, hipertensión o arteriosclerosis. Básicamente, se recomienda una dieta mediterránea, es decir, rica en frutas y verduras, mayor consumo de pescado, aceite de oliva y carnes blancas.
Una de las teorías que más ha ganado fuerza en este último tiempo es que el envejecimiento está relacionado con los radicales libres que produce el organismo. Para combatir estas sustancias hay que recurrir a los antioxidantes, como las vitaminas E y C, los betacarotenos, polifenoles y flavonoides presentes en frutas (dos a cuatro porciones) y verduras (tres a cinco porciones).

Menos sal y más pescado
El ácido graso omega 3, presente en pescados como el atún y el salmón, reduce -de acuerdo con la Asociación Americana de Medicina (EE.UU.)-, hasta en un 81% el riesgo de muerte súbita en hombres. La sal, en tanto, debe ser de consumo restringido, pues es un poderoso factor de hipertensión arterial.